martes, 7 de julio de 2009

17. Calma, mentiras y...

El fuego de la casa que ahora ocupaba Uztai crepitaba alegremente, ajeno al silencio que se había establecido entre los dos amigos. Lope apuraba otro vaso del áspero txakoli de Txurio. Era la única forma que conocía para apaciguar a la bestia que le rugía dentro. Se sentía traicionado por su amigo.

Al otro lado de la mesa Uztai jugueteaba con un pequeño cuchillo haciendo muescas en la escudilla de madera que albergaba una panceta que merecía mayor atención. Había conseguido al fin apaciguar a Lope y a la turba que se disponía a un ataque suicida contra una tropa alerta y apostada en un alto. El problema es que muy probablemente Lope no lo veía exactamente así, claro.

Precedida por una fragancia indefinida, June penetró en la estancia. Miró a ambos, se desprendió de una tosca capa de lana dejando ver sus hombros desnudos y se sirvió un vaso de vino, sentándose a la mesa.

- Vuestro amigo Enecco se recuperará.

Lope y Uztai miraron a la mujer. Para empezar, no estaban acostumbrados a que una mujer joven se mostrara tan resuelta en su presencia. En realidad ambos estaban sólo habituados a taberneras o a las mujeres que pudieran pagar. De reojo Lope observó también como Uztai miraba a June y sonrió socarronamente.
La presencia de la atractiva bruja había disipado la tensión entre ambos hombres.

No obstante, la mención a Enecco les sobresaltó. No habían pensado en él desde que descubrieron a la tropa de bandidos. Inconscientemente le daban por huído o por muerto a manos de Ecayus.

Con un tono tranquilo, casi susurrante, y mirándoles alternativamente a los ojos a ambos, June volvió a hablar - El abad "agradece" vuestra labor con los forajidos y pretende realizar una fiesta en vuestro honor. Dice que lo que es bueno para el pueblo lo es también para Zeia. Quiere hacer creer que no tiene nada que ver con el asunto. Y.. no se separa de la guarnición del gaztelu, claro. Cuentan que ha pedido también refuerzos a Orarregi-.

- Por cierto, ¿alguna vez os habéis bañado en el río en invierno?.- Esta vez la voz de June sonaba cantarina e insinuante.

Lope y Uztai se miraron atónitos, como dos niños desconcertados ante las palabras de una loca.

4 comentarios:

alucinada dijo...

Ostia!que guapo! que suspense!
¿como es que no hay mas comentarios de tus lectores?

vecinocasidevacances dijo...

será que la vida del pueblo es muuuuyyyy estresante!!

Casa Musurbil dijo...

Es que desde que conseguimos otear las rodillas del autor, pues como que se nos ha ido el santo al cielo, oye...
¡Qué rodillas más extraordinarias!

yo dijo...

Sí.... una para cada lado...
cabrones!