lunes, 9 de febrero de 2009

12. Conclave (I)

Nadie recordaba que en Zeia hubiera habido un acontecimiento semejante.

En torno a la recia mesa de roble se hallaban reunidos Ecayus, el abad de Zeia y el tenente de Garaño, Johanes de Iltzarbe. Hacia ya un tiempo que ambos habían acabado con la carne asada. La cocinera había retirado la fuente de madera y les trajo otra jarra de vino. Ecayus no bebía, pero el tenente trasegaba el espumoso caldo de Txurio por ambos. El silencio se había instalado en la habitación.
En ese momento oyeron ruido de caballos y voces. Salieron al exterior y se acercaron al nervioso grupito de frailes que sujetaban los mulos que tiraban del carromato. Aunque se trataba de una visita anunciada, ambos comprobaron asombrados con sus propios ojos como Belasio, el mismísimo abad de Leyre y segunda persona en importancia del Reino de Navarra, descendía y ponía pie en tierras de Zeia.

Tras los saludos y besamanos de rigor, penetraron al interior del refectorio, que había sido adecentado para la ocasión. Junto a Belasio también había acudido un alto funcionario de la cercana Corte de Iruña, que tomó asiento a la mesa con aire circunspecto.
Tras saciarse con abundante vino y cecina, los cuatro hombres comenzaron a deliberar sobre el grave suceso que había acontecido en el viejo monasterio.

La violenta muerte de fray Gervasio no hubiera tenido tanta importancia sino fuera por los ambiciosos planes de Leyre de una nueva sede monástica en el valle de Garaño. Además, la aparición de un fraile muerto en un prostíbulo hubiera sido poco más que rutinaria, pero no en la puerta del convento, desnudo y desnucado.

Un tanto dubitativo, Johanes de Iltzarbe se animó a tomar la palabra.-Mis hombres me dicen que nadie sabe que pasó, la gente está desconcertada-

-Nos resulta dificil confiar en tí, Johanes. Cuando el rey Sancho regrese de sus asuntos, puede que revise tu nombramiento- A pesar de la brutalidad de la revelación, la voz del funcionario sonaba desprovista de cualquier tipo de emoción.

El tenente subitamente se dió cuenta de que pintaban bastos. Regía el gaztelu de Garaño, pero sin el correspondiente pago del rey por sus servicios estaría en una situación económica delicada, por no hablar de la deshonra de ser destituido y del final de sus posibilidades de ascender en la escala social. Además comenzaba a lamentar haber bebido tanto vino, se sentía un poco embotado.

Belasio intervino entonces: -Johanes de Iltzarbe, además de beber vino, debes de cuidar de los asuntos de nuestro rey Sancho - hizo una pausa- y... también de los de nuestro Señor. No sólo está el asesinato de fray Gervasio, el abad Ecayus también me ha hecho llegar noticias de ritos satánicos, de viejas costumbres, de canibalismo, de forajidos, de reuniones secretas, de brujería y procacidad. ¿Que tienes que decir a lo que ocurre bajo tu vigilancia?

Johanes de Iltzarbe no atinaba a articular palabra ante el giro de los acontecimientos. Se trataba de un jauntxo capaz de manejar un cuerpo de 25 hombres armados, de exprimir a los aldeanos e incluso de manejarse con soltura en perseguir bandidos y organizar partidas de castigo. Era lo que se esperaba de un tenente. Pero de ahí a comprender la política y los objetivos de las ilustradas personas que tenía delante, mediaba un abismo. ¿Que era lo que pretendían de él?

3 comentarios:

Unknown dijo...

el abad de leyre viene a visitar sus subditos... tiene buena pinta... pero me da que esto va a generar bronca para el espia...

la rebelión se acerca...

PD:pobre... k nadie le pone comentario...pfffeee! jeje!

Casa Musurbil dijo...

Joé, ¡qué chulada!. Los más ilustres del Reyno se reúnen en Zeia Zaharra.
Cuando venga el rey, se tendrá que instalar en el palacio de Asiain, ¿no?. (Ahora saltará David: "jambooooo... que no, que el palacio de Asian era en realidad una residencia de verano que se empezó a construir un brumoso día de Septiembre de 1299, por el maestro albañil D. Petxunegui Arriortua, mientras su mujer aliviaba sus intestinos en el cubo de fregar."). Es que este David...

Bueno, muy chulo el pasaje. Mientras tanto, Martxel anda por ahí recogiendo florecillas del campo; es que la inmortalidad modifica mucho la perspectiva vital. :-)

Aúpa

David dijo...

Ahí, ahí.....
Es que.... y esperad, que no sé si seguir el conclave o ...
¡pasar ya a cuchilo a la peña, digo a la acción!