El fraile anotó la última galera de trigo y recogió los legajos. Era tarde y la luz escasa en el interior de la pequeña habitación. Salió al
exterior y, como siempre en aquel lugar, se sintió observado. Inquietantemente observado. Se santiguó y se dirigió a su habitación.
Algunos de los seres también se durmieron con un último rumor de hojas estremecidas.
lunes, 13 de octubre de 2008
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2 comentarios:
ole ole! ese vecino!
k sugerente, que misterioso, será el influjo de la luna llena?
¡Aupaaaaa!.
La cosa se complica en Zeia. ¡Qué tensión!
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